La Alimentación Complementaria
La alimentación complementaria, según la definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2002, es "el proceso que comienza cuando la leche materna ya no es suficiente para satisfacer las necesidades nutricionales de los bebés", de modo que "se necesitan otros alimentos y líquidos, junto con la leche materna. Los alimentos complementarios son necesarios por razones nutricionales y de desarrollo, y son una etapa importante en la transición de la alimentación con leche a los alimentos familiares. Este período es de rápido crecimiento y desarrollo cuando los bebés son susceptibles a deficiencias y excesos de nutrientes, y durante el cual hay cambios marcados en la dieta con exposiciones a nuevos alimentos, gustos y experiencias de alimentación. Sin embargo, en contraste con la gran literatura sobre lactancia materna y alimentación con fórmula, se ha prestado menos atención al período de alimentación complementaria, especialmente al tipo de alimentos administrados, o si este período de cambio significativo en la dieta influye en la salud, el desarrollo o el comportamiento posteriores. La base de evidencia científica más limitada se refleja en una variación considerable en las recomendaciones y prácticas de FQ entre y dentro de los países.
Alimentación Perceptiva
Es una dimensión de la crianza perceptiva que implica reciprocidad entre el niño y su cuidador durante el proceso de alimentación. Se basa en los siguientes tres pasos
1) el niño muestra señales de hambre o saciedad a través de acciones motoras, expresiones faciales o vocalizaciones
2) el cuidador reconoce las señales y responde rápidamente de manera cálida, contingente a la señal y apropiada para la etapa del desarrollo del niño
3) el niño experimenta una respuesta predecible ante la señal emitida
Señales de hambre y saciedad de 1 a 3 años:
Hambre:
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Combina frases con gestos como “quiero eso” y señala
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Puede llevar a los padres o cuidadores al refrigerador y señalar la comida o bebida que quiere
Saciedad:
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Utiliza palabas como “acabé y Bajar”
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Juega con la comida o lanza comida cuando esta lleno
El niño debe recibir suficientes nutrientes de forma regular, sin ansiedad y de manera satisfactoria. La alimentación es el acto relacional por excelencia. La satisfacción mutua y el éxito en la tarea de alimentar y cuidar determinará la velocidad de crecimiento, el desarrollo psicomotor y el emocional. La relación entre niño y cuidador implica experiencias que involucran principalmente al cuerpo y, sobre todo, permite el desarrollo del vínculo. Además de los factores metabólicos y cognitivos (estos de aparición posterior), la relación vincular expresada como ajuste emocional y corporal es una importante reguladora de la alimentación desde el nacimiento.
El cuerpo desde el principio se constituye como un vehículo de expresión del malestar psicológico, mucho antes que el lenguaje, a través de síntomas físicos como el dolor, prurito, vómitos, entre otros.
Hitos Claves de Desarrollo para iniciar la alimentación complementaria
• Se sienta sin apoyo y tiene buen control de movimiento de cabeza y cuello
• Mastica y usa la lengua para mover la comida hacia atrás de la boca para tragar
• Ha desaparecido el reflejo de extrusión
• Trae manos y juguetes hacia la boca para explorar
• Manifiesta deseo por comida
• Muestra entusiasmo por participar en la comida de la familia
• Trata de poner comida en su boca
El niño es responsable de su propia alimentación, aunque nos cueste creerlo y aceptarlo; incluso, independientemente si el niño es amamantado o alimentado con biberón, él es el responsable de su patrón de alimentación. Él es el único que sabe si tiene hambre o no.
El niño, desde que es bebé hasta que tiene 3 años de edad, aprende a mamar, probar, masticar, tragar y manipular alimentos, y también a descubrir diferentes olores, sabores y texturas, con la finalidad de que se incorpore, poco a poco, a la alimentación familiar. La educación de la conducta alimentaria en esta franja de edad tiene el objetivo de conseguir, además de un buen estado nutricional, el aprendizaje de hábitos alimentarios saludables.
No se puede olvidar que los ritmos de los niños son más lentos que los de los adultos, por lo tanto, para que se genere una buena relación en torno a la comida, la paciencia y el tiempo que se dedican
son imprescindibles.
Fórmula después del año o leche de vaca
Las fórmulas para niños pequeños son bebidas a base de leche o fórmulas a base de proteínas vegetales destinadas a satisfacer parcialmente los requerimientos nutricionales de niños pequeños de 1 a 3 años. Aunque está ampliamente disponible en el mercado, su composición, sin embargo, no está estrictamente regulada y los efectos sobre la salud no se han estudiado sistemáticamente. Por lo tanto, el Comité de Nutrición de la Sociedad Europea de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica (ESPGHAN) realizó una revisión sistemática de la literatura para revisar su composición y considerar su papel en la dieta de los niños pequeños. La revisión reveló datos limitados, pero identificó que tiene una composición muy variable, que en algunos casos es inapropiada con un contenido muy alto de proteínas y carbohidratos e incluso grandes cantidades de azúcares añadidos. Con base en la evidencia, ESPGHAN sugiere que la composición de nutrientes de debe ser similar a la de las fórmulas de continuación con respecto a la energía y los nutrientes que pueden ser deficientes en las dietas de los niños pequeños como el hierro, la vitamina D y los ácidos grasos poliinsaturados (n- 3 PUFA), mientras que el contenido de proteína debe apuntar hacia el extremo inferior del rango permitido de fórmulas de continuación si se usa proteína animal. Hay datos que muestran que estas fórmulas aumentan la ingesta de vitamina D, hierro y PUFA n-3. Sin embargo, estos nutrientes también se pueden proporcionar a través de alimentos o suplementos regulares y / o fortificados. Por lo tanto, ESPGHAN CoN sugiere que, según la evidencia disponible, no es necesario el uso rutinario de estas fórmulas en niños de 1 a 3 años de vida, pero se pueden usar como parte de una estrategia para aumentar la ingesta de hierro, vitamina D, y AGPI n-3 y disminuyen la ingesta de proteínas en comparación con la leche de vaca no fortificada. Las fórmulas de continuación se pueden usar para el mismo propósito. Otras estrategias para optimizar la ingesta nutricional incluyen la promoción de una dieta saludable y variada, el uso de alimentos enriquecidos y el uso de suplementos.
La Academia Americana de Pediatría recomienda dar leche de vaca entera pasteurizada a niños entre 1 y 2 años de edad. Sin embargo, su prestador de servicios de salud puede recomendar leche pasteurizada reducida en grasa (2%) en su lugar, si hay antecedentes familiares de obesidad o problemas cardíacos.
• Ofrezca leche de vaca sin azúcares añadidos (por ejemplo, leches sin sabor). Los azúcares añadidos pueden interferir con el desarrollo de las preferencias de su niño por alimentos saludables (como verduras y frutas) y pueden causar problemas de salud bucal, incluyendo caries dentales y dar lugar a un consumo extra de calorías.
• Dele a su bebé leche de vaca en una taza en lugar de un biberón. Ofrecer leche en una taza en lugar de un biberón puede ayudar al niño a mejorar sus habilidades motrices.
• Demasiada leche puede disminuir el apetito de su niño y dejará de comer otros alimentos necesarios para satisfacer las necesidades nutricionales. Cuida que el consumo total de leche de tu hijo no exceda 2 tazas (240 ml) por día al tiempo que le ofrece diversos alimentos saludables.
• En cada comida, o como parte de un refrigerio, ofrece a tu niño ½ taza (4 onzas) de leche.
• Puedes ofrecerle de ½ a ¾ de taza de yogur en lugar de leche durante las comidas o refrigerios, pero sólo yogur natural o yogur sin azúcares totales excesivos (no más de 23 gramos por 6 onzas). El yogur natural se puede mezclar con frutas para que el niño lo acepte más fácilmente.
• Puedes continuar amamantándolo después del año si tú y el niño lo desean. La frecuencia de la lactancia materna y la duración de cada episodio suele disminuir un poco durante este tiempo, ya que tu hijo consume más alimentos sólidos.
• La alimentación con botella no se recomienda en absoluto después de los 12 meses. Trata de destetar a tu hijo del biberón en el momento en que tenga 1 año de edad. Esto reducirá el riesgo de caries dentales y otros problemas dentales más adelante.
Realmente ¿es necesario para los padres saber exactamente cuantas calorías, vitaminas, proteínas o demás nutrientes debe consumir su hijo diariamente? Cada persona percibe la comida y la acción de comer de distinta manera. Hay adultos que disfrutan el momento de la alimentación, otros lo hacen porque tienen que comer y otros que lo hacen con mucho esfuerzo y no lo disfrutan, incluso quisieran borrar esos momentos de su día a día. Todas esas actitudes se trasmiten a los hijos, y por esto, su percepción de la alimentación es aprendida de lo que sus padres o cuidadores experimentan y ejemplifican.
Inapetencia infantil
Los niños no dejan de comer por fastidiar o manipular a sus padres o cuidadores, sino porque tienen etapas distintas de desarrollo y lo que hoy les gusta, mañana tal vez no. Ellos van a comer lo que realmente necesitan para su crecimiento, siempre y cuando los padres o cuidadores tengan disponibles alimentos adecuados entre los que ellos puedan escoger.
Es decir, los padres o cuidadores son responsables de lo que se presenta para comer y de la manera en que se ofrece. Los niños son responsables de la cantidad que comen, e incluso, de la decisión de comer o no comer.
Es importante tener presente que entre los 2 y 6 años de edad el pequeño está en una edad en donde el sentimiento de independencia y la necesidad de explorar su medio, hacen de cualquier niño un ser inquieto quien conoce poco de límites y además su tiempo y atención se centrará en juegos y nuevas experiencias, por lo que se rehusará a sentarse a comer disciplinadamente. Durante este periodo el niño no acepta ayuda, desea comer solo, lo que puede incomodar a muchos padres porque tiran la comida, se ensucian y no comen bien; pero esta es una de las principales causas por las cuales los niños dejan de comer y establecen rivalidad con quien los alimenta
Comportamiento de los padres que puede influir en la inapetencia:
Cuidadores controladores: Yo mando, yo decido cuándo está satisfecho, yo decido en qué momento se levanta de la mesa
Prefiero darle biberón o cucharearle para medir la cantidad que realmente consume.
La preocupación excesiva por la ganancia de peso, puesto que lleva a convertir las horas de comer en momentos difíciles en relación con los niños.
La mejor actitud que podemos adoptar los padres y maestros es evitar convertir los momentos de alimentación en momentos de estrés, esto puede despertar una conducta rebelde y antagónica en los niños.
Es cierto que los niños deben alimentarse, sin embargo, cuanto más se angustien sus padres o cuidadores por la cantidad o el tipo de alimento que consumen, mayor neurosis o estrés les transmitimos, por ende, los niños menos desean comer.
Los niños tienen una manera natural de crecer de acuerdo a su potencial de crecimiento, a su complexión, si los padres o cuidadores cumplen su tarea de ofrecer los alimentos y los dejan decidir cuanto quieren comer, no tienen de que preocuparse, ellos crecerán sanos y aprenderán a comer.
Biológicamente la alimentación debe aportar todos los nutrientes que el cuerpo necesita para su adecuado crecimiento y desarrollo, en las cantidades y proporciones indicadas; como factor psicológico, la alimentación es un placer que no debe perderse en ninguna circunstancia, incluso si hay limitaciones fisiológicas o económicas y como satisfactor social, la comida y la hora de comer deben proporcionar momentos que favorezcan la convivencia familiar y social.
Desafortunadamente por la preocupación en la ganancia de peso o la percepción de poco consumo alimentario por parte de los padres o cuidadores, se le ha quitado la importancia psicológica y social al momento de la alimentación. Se está más atento a si comió una porción de proteína a si el niño disfrutó su espacio de alimentación, adquirió un aprendizaje con una nueva textura, un nuevo alimento o una nueva preparación.
Por esta razón, para que la alimentación cumpla su función adecuadamente, es fundamental que nosotros como padres o cuidadores, revisemos nuestras propias actitudes hacia la comida o el acto de comer. Esto nos permitirá saber con exactitud lo que realmente le estamos trasmitiendo a nuestro hijo.
Carolina Gómez Jaramillo.
Nutricionista Dietista
Consultora Internacional en Lactancia Materna IBCLC.
Doula